Recuerdo que al poco tiempo de asumir Kirchner, se armó una especie de catástrofe nacional porque el Presidente no había podido atender a la Nº 1 mundial de Hewlett Packard. A la gente del pueblo le importaba mucho más que el Presidente continuara con el vértigo de intentar sacar al país del marasmo, creando miles de puestos de trabajo, reduciendo la deuda externa, etc. Yo no podía creer que se hiciera tremendo escándalo por tamaña estupidez. El terror básico era ¿qué van a pensar de nosotros en EEUU? ¿nos confundirán con un país bananero? ¿se darán cuenta de que somos un país de segunda? Pobre gente. Observando y evaluando a su propio y querido país, desde la mirada del otro (por supuesto el otro era EEUU; no Bolivia, Ecuador o Guatemala). Al poco tiempo Grondona y Longobardi me tuvieron 40 minutos en un programa de TV interrogándome indignados por qué K no había ido al velorio del Papa. Ciento setenta países no fueron al velorio del Papa, sólo aquí algunos intentaron fabricar con eso una tragedia.
También tuvimos el desaire a la Reina de Holanda, a Putin, al Presidente de Vietnam, a la maravillosa empresa Shell (que aprovisionaba a los barcos ingleses que venían a atacar Malvinas), la parada de carro a Bush en Mar del Plata, a los “economistas” que habían pronosticado que el canje de deuda sería un papelón y K los mencionó con nombre y apellido el día que anunció el éxito, etc, etc.
En estos 5 años, mientras el país crecía y mejoraba en todos los guarismos, una minoría mediática y escandalosa no ahorró agresiones feroces y pronósticos apocalípticos mientras repetía con expresión impávida que el gobierno era “confrontativo”. Recuerden los Superpoderes, el Consejo de la Magistratura, los fondos de Santa Cruz en el exterior (los otros gobernadores se los patinaron -en el mejor de los casos- en gastos corrientes; mientras K los salvó y hoy se siguen haciendo obras en la Provincia con ese dinero), los decretos de necesidad y urgencia, los resonantes casos de corrupción (entre todos no suman el intento de coima que denunció el diputado kirchnerista Héctor Recalde que fue misteriosa y rápidamente silenciado por la prensa), la crisis energética que nunca se produjo, etc. Puedo seguir una hora enumerando esta vocación de algunos sectores argentinos por la autodestrucción. También tuvimos los que decían que todo lo que se hacía era por ser año “electoral” o “preelectoral”, que no había un plan (había que ser necio para no verlo); que el gobierno era un unicato hegemónico, autoritario e intolerante; que todos los presidentes de los países vecinos eran mucho mejores, que no había libertad de expresión, etc, etc.
No es una explicación o consuelo ante estos síntomas de suicidio colectivo, pero debemos saber que lo mismo hicieron con Perón (decían que era un energúmeno), Frondizi (decían que era comunista), Illia (decían que era una tortuga).
Hoy hay democracia y en consecuencia elecciones. Tendremos que soportarlos todo el período, en que no sólo no colaborarán a solucionar los problemas sino que ayudarán a empiojarlos. Festejarán con estruendo y a coro cada uno de sus alardes pírricos.
El país que se lo aguante.
Nosotros, gracias a las urnas, vamos a ponerlos nuevamente en su lugar cada 4 años.
viernes, 16 de mayo de 2008
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