viernes, 3 de julio de 2009

nos habíamos amado tanto

acá habia una foto.




que pena che...........
el tiempo,todo lo destruye.

el pj se lo meten en el orto!!!

no los necesito,ta claro!.

seul contre tous.

como es costumbre ya, los dejo con mi amigo orlando.

Disculpen. Sí. Perdonen esto que les incito a leer a continuación, pero intuyo que es imperdonable. Fue publicado en el diario El Cronista del miércoles 1º y su autor es Alejandro Rozitchner, autodefinido a sí mismo como “nutricionista intelectual”. Escribió lo siguiente: “Señora de nadie, para nadie, sola, que no inspira la piedad que podría, a fuerza de desplantes y caritas necias. Repetidora de Néstor, presidenta de todas las falsedades, mujer de hachas tomar. Sorda a todo llamado, muda de sentimientos y cercanías, ciega a toda verdad. Universitaria de esterilidades con universidad atragantada, doctora de una cátedra irrespirable de resentimiento”. Por algo es un escritor de varios libros morales de autoayuda. En su página de Internet proclama: “¡Bienvenidos a mí!”. Además, como “nutricionista intelectual” ayuda a los líderes del PRO a situarse con el ¡pum para arriba! Y hasta escribió guiones de humor para Gasalla en El palacio de la risa. Todo lo dice muy seriamente mientras publica su autodefinición psicológica que dice: “Pensador contento”. Pero ésa es una contentura paradojal porque Rozichtner exhibe más rabia que la que se procesa en los laboratorios del instituto Pasteur.
El raro fenómeno argentino es que la oposición, ante los resultados favorables obtenidos en las urnas, los celebra con rabia. ¿Por qué no disfruta? Si ganó muchas bancas. Y ganó toda Buenos Aires con la soja incluida. Pero el “día después” se lanzó rabiosa a desparramar rabia por los medios. ¿Será que tener que esperar hasta diciembre es demasiado? Y, por si fuera poco, también deberán esperar hasta fin de 2011 para competir por el premio grande. Es que les debe resultar desesperante tener ahí, a un tranco de pollo del sillón presidencial a su conspirativo Cleto y no poder transferirlo ya mismo al asiento titular. Y definitivamente. Por eso, cuando los democráticos opositores se expresan, suelen decir como un mérito: “Queremos que este gobierno llegue al final de su mandato”. ¡Faltaba más! Cómo les cuesta disfrazar retóricamente al inconsciente conspirativo (porque no quiero usar la palabra “destituyente” tan preciosa como abominable).
La paciencia, aquel atributo de Job y de los antiguos chinos, no parece ser un atributo de la oposición política. Bueno: tampoco de los políticos de la misma manada. Ya acechan. Das Neves empieza con su bola de nieve. Tanto apuro no se sabe si es para distraer o para inmolarse, como esos ciclistas que corren en equipo y siempre hay uno que prematuramente se desgasta para distraer a los competidores y dejarle la sorpresa triunfal a alguno de su equipo que corre de atrás y descansado. Pero no hay que descartar que Pino se disponga a “descarriarse” triunfalmente en los ríos encantados de la mass media. Ahora, todos los programas buscan aprovecharlo. Podría ocupar mediáticamente el lugar de la Carrió que ya no mide como antes. Es un nuevo target de público y de rating. Pino paseándose de polera como peronista disidente de los peronistas disidentes. O como disidente de los coincidentes. Y, tratándose de un creador de bellas ficciones, podría intentar la transgresión por el método de la fantasía cósmica porteña con un mensaje nuevo: “Vamos a por el vellocino de oro, por el agua destilada, y por el petróleo comunitario. Sí, cada argentino tendrá por derecho un surtidor propio en su casa a canilla libre”. No, esto no lo dijo Pino. Soy yo el que fabulo. Tampoco dijo Pino que Cobos debería renunciar. Lástima, porque está acertando con algunos. como con Jaime…Ah, si probara y acertara con la misma eficacia con Cobos! Ahí sí que sería peronista.
En la coalición cívica y en las grandes ligas acusadoras coinciden con él en sus exigencias renunciantes, aunque sin sus dones interpretativos. Es que no filmaron La Hora de los hornos ni se ligaron, como él, dos balazos en las piernas. A esta altura del crepúsculo votante, todos quienes avanzaron varios casilleros desde altares y silos, o de cuentapropismos de izquierda onírica, ya saben quién fue el auténtico y excluyente ganador del domingo.
No se apuren a decirlo. Porque no fueron ni Gran Cuñado, ni De Narváez, ni el cardenal Bergoglio, ni Poliarquía. Ni siquiera los periodistas puros ricos y famosos. La respuesta está en el diario Clarín del martes. Y la escribe el ingeniero Héctor Huergo, empresario rural, editor del mensaje agroganadero del megagrupo, quien tituló a su nota: “El ‘cocinero´ de un acuerdo que se firmó hace un año”. Ésta es también una incitación imperdonable. Disculpen otra vez. Pero vayan pensando en qué pasó hace un año que haya respondido al universo de Huergo. Es fácil. Basta de suspenso. El texto de Clarín lo revela: “Hay consenso acerca de que el gran triunfador de la contienda electoral es ‘el campo’, con su abanderada la soja a la cabeza. El nuevo menú consiste en milanesa de soja, preparada por los chefs Lole y Felipe. Y acompañada por una copa del mejor malbec mendocino, elegido para la ocasión por el catador Cleto. Sin embargo el gran cocinero en las sombras, el que puso toda la carne en el asador ha sido el dirigente sindical Gerónimo ‘Momo’ Venegas”.
Si lo dice el ingeniero Huergo, habrá sido así la cocina. Lo que nadie cocina últimamente es chancho. Me meto en terreno riesgoso. Pero leer esta crónica no exige barbijo. Tampoco requiere la promiscuidad temeraria de la ronda de mate. Todos estamos bajo sospecha. Nadie está a salvo del contagio. El temor nos hermana y nos une en el desconcierto de no saber si nuestro cuerpo figura en el delivery del virus o el virus pasa de largo. No hay mal que por bien no venga. Éste es el inesperado beneficio de la pandemia: que nos une, aunque sea un ratito, en la desgracia.
orlando barone.
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