lunes, 18 de mayo de 2009

No pierda el decoro, profesor…

Estimado Wiñasky, gran maestro de periodistas:

Le pido disculpas por abusar de su exquisito tiempo, pero necesito hacerle algunas preguntas.

¿De verdad cree que Canal 7 es el INDEC de los medios nacionales? Es muy buena la metáfora que usted trazó en la edición del viernes 15. Aunque engañosa… Intentar equiparar cifras falsas de la economía con escasez de voces opositoras en un informativo no tiene nada que ver…

De todos modos, eso no es lo más importante. Usted considera que el noticiero del 7 está controlado desde la Casa de Gobierno. Es discutible, lo invito a cotejar su contenido. Si es honesto intelectualmente, cosa que no dudo, se dará cuenta de que el tratamiento de la información no es tan oficialista como dice en su nota.

Ahora, ¿se ha puesto a mirar a la competencia? ¿Qué neutralidad y pluralismo informativo encontró en el multimedios América, ahora que lanza a su propio dueño a la contienda electoral? ¿Mira Telefé? Bueno, si no tiene tiempo lo eximo de cualquier respuesta.

A propósito: ¿y por casa cómo andamos…? Con una mano en el corazón (quédese tranquilo que Magnetto no mira…), ¿no le da un poquito de vergüenza trabajar para un medio que todos los días reproduce declaraciones de la diputada radical Silvia Giúdici, una gran lobbysta del Grupo?

¿Tampoco tiene nada para decirnos de Canal 13 y su hermanito, TN? Usted, tan afecto a recordar el pasado de dirigentes políticos o gente de la cultura, ¿no le explicará a sus alumnos de dónde viene Chiche Gelblung, aquel lustrabotas de la dictadura que ahora es ejemplo de periodismo independiente en Radio Mitre, Canal 13 y Metro?

Ay, profesor… No pierda el decoro, y sea un poco más ecuánime. Está bien que usted es un cuadro del Grupo Clarín y que se lleva unos cuantos miles de pesos al bolsillo… Pero trate de conservar un poco de independencia. Y no se agache tanto porque se le va a ver la cola.

Perdón, olvidé presentarme: me llamo Claudio Díaz. Trabajé en Clarín, como redactor, algo más de seis años. En algunos de ellos me hicieron la vida imposible porque no permití que me retocaran las notas: querían hacerme “decir” lo que no había visto o lo que no pensaba. Hasta que el año pasado pude darme el enorme placer de decirles en la cara (al enano Kirchsbaum, a Ricky Roa, a Blancknieves…) lo que realmente son: unos mercenarios del periodismo que podrán tener mucha chapa de intelectuales o filósofos, pero que en verdad son una mierda.

Profesor, no permita que el olor a cloaca invada su vida.

Atentamente, Claudio Díaz
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