sábado, 13 de junio de 2009

nestor y Artemio


gracias claudia, un abrazo.
saludos.

viernes, 12 de junio de 2009

Estimado compatriota:

Por Norberto Galasso

Yo sé que a usted no lo van a engañar ni los diarios, ni la pantalla televisiva, ni las radios manejados por poderosos grupos económicos. Sé también que está informado que De Narváez gasta $ 867.000 por día en su campaña electoral y además, tengo la certeza de que a usted no le convencen “los versos” que pregona la mayoría de los políticos en declinación. (También usted advirtió seguramente que el abogado defensor de Narváez en el caso de la efedrina es Mariano Cúneo Libarona, quien casualmente es el penalista que defiende a Menem en los juicios por sus negociados). Cómo no lo va a saber si usted pertenece a la clase media de la ciudad de Buenos Aires que lee diarios y mira noticiosos televisivos.

Le escribo estas líneas porque sé también que a usted le molestan algunas cosas del kirchnerismo, o muchas.

Le confieso que también a mí me dejan insatisfecho algunos aspectos de esta gestión.
Se lo repito, aunque estoy seguro que usted sabe bien quiénes son “los otros”: los peronistas Menem y Duhalde, los radicales que estuvieron con De La Rúa, el gran consorcio empresario de los Macri y el multimillonario que encubre las aspiraciones de Duhalde pues, como usted sabe, De Narváez no puede ser presidente porque no es argentino nativo. Y hasta algunos “videlistas” como la “procesista” Cecilia Pando, fervorosa representante de los represores y admiradora de Duhalde, es decir, de De Narváez.
Usted los recuerda tan bien como yo, seguramente.

Son los que quieren volver a la Corte Suprema en manos de jueces corruptos como en el 2000, a las humillaciones de la Argentina sometida a “relaciones carnales” con Estados Unidos como en 1998 y subordinada a los planes recesivos del Fondo Monetario Internacional, así como al incesante crecimiento de la Deuda Externa, con Cavallo y compañía.

Usted se acuerda, ¿no es cierto? Seguro que sí: cómo subía todos los días el “riesgo país” y los intereses y el saqueo... Quieren volver a entregar a los financistas especuladores el manejo de los aportes jubilatorios de todos nosotros, volver a la libre importación que destruyó gran parte de nuestra industria y provocó la desocupación, de donde surgió la delincuencia y la inseguridad que todavía sufrimos.

¡Cómo no se va a acordar!

Usted, comerciante minorista que estaba la mayor parte del día con los brazos cruzados esperando clientes que no llegaban en aquella época desgraciada, usted, joven con inquietudes, que estuvo tentado de sumarse a las colas ante las embajadas de España e Italia, junto a tantos amigos que veían cerrados sus horizontes en nuestro país. Y usted, víctima de los negociados de Menem, que llegó a explotar un cuartel para que no se pudieran contar las armas que se habían vendido ilegalmente o estafado por De La Rúa, “el moralista” De La Rúa, que sobornó a los senadores para sancionar la ley de flexibilidad laboral. ¿Se acuerda de esa ley? ¿Se acuerda de los contratos basura? ¿Acaso olvidó que cuando la casa se incendiaba De La Rúa decía por T.V. que le preocupaba la posible extinción de la merluza?

Todos esos son los responsables de aquella Argentina hundida en el fango, en la miseria y la corrupción... y de los cinco presidentes en una semana, ¿se acuerda? Y del “corralito” y “el corralón”, cuando tuvimos que salir a la calle, con las cacerolas, reclamando “que se vayan todos”.

¡No me diga que no se acuerda!

Búsquelos en las listas de la oposición.

Algunos aparecen, otros están escondidos detrás de Narváez y de Michetti, mientras Menem y Duhalde ya se frotan las manos pensando que algunos confundidos van a votar a sus títeres y hasta los amigos de De la Rúa se preparan para rebajar, de nuevo, sueldos y jubilaciones, como en aquella época, cuando López Murphy proponía arreglar la situación económica rebajando a la mitad el presupuesto de educación y salud.

¿No me diga que se olvidó? No puedo creerlo.

Aquello no va más y usted lo sabe.

No lo van a engañar con las pavadas de si Cristina cambia o no de cartera todos los días o si Kirchner vocifera en vez de persuadir.

A ellos les molesta el gobierno por sus aciertos y no por sus errores, y prometen una Argentina venturosa, cuando tienen el proyecto de hacernos volver a los 90.

Porque aquí, mi amigo, se están jugando cosas mucho más importantes que las chicanas que maneja la oposición, precisamente porque no puede desnudar públicamente su proyecto de regreso al pasado: que si el gobierno no hace reuniones de gabinete, que si Néstor influye sobre Cristina y otras “zonceras” en las cuales usted y yo no podemos detenernos cuando la cuestión central reside en cómo nos defendemos de la crisis mundial que va alejar de nuevo a los clientes de los comercios, que va a cerrar de nuevo los horizontes de los jóvenes si vuelven aquellos que fueron responsables de que la Argentina estallara en el 2001.

Con algunas caritas nuevas -juveniles porque tienen tatuaje- ellos quieren tapar su proyecto nefasto: por eso no se sabe si son estatistas o no, si son fondomonetaristas o no, si son latinoamericanistas o no, ni siquiera si son democráticos o no, porque lo que son es el pasado, aquel que usted y yo vivimos, desde el 74 hasta el 2003, cuando ellos gobernaban a favor de los grandes consorcios, de los grandes bancos, destruyendo al país.

Usted sabe, porque está informado, que desde el 2003 se ha bajado la desocupación y ha crecido el Producto Bruto como nunca en nuestra historia y que se vive mejor, aunque el conflicto con el campo desató inflación –más allá de que el INDEC intentase ocultarla- pero que ahora está más o menos controlada.

Usted sabe también, porque no es zonzo, que la Sociedad Rural no salió jamás, en toda su historia ,ni tampoco ahora, a defender la democracia y el bienestar del pueblo, sino a proteger sus vacas y sus reproductores que valen millones, así como sus cuentas bancarias en el país y en el extranjero, que se trata de un reducido grupo de grandes terratenientes y sojeros a quienes sólo les interesa exportar y cuanto menos coman los argentinos, mejor, porque hay más mercadería para vender afuera, mientras tienen a los peones “en negro” y de pata al suelo. .

Yo sé que usted entiende todo esto, pero le doy esta alerta porque, después, los males los pagamos todos. Y también le advierto que no conviene jugar al divisionismo, votando a una supuesta izquierda sin chance alguna, la cual -restándole votos al gobierno- beneficia a esa derecha reaccionaria que gobernó casi siempre en la Argentina.

Usted sabe bien que tenemos que terminar con la necedad de La Rúa y la viveza de Menem y Duhalde. Y también sabe que todos queremos un país mejor para nuestros hijos y nuestros nietos, pero los que destruyeron lo que íbamos construyendo, vienen ahora con “el verso” de un mundo mejor cuando siempre fueron la expresión de un mundo peor.
No nos mejorarán, por el contrario, nos destruirán otra vez.

Este gobierno, con sus limitaciones, y desaciertos, abre sin embargo un camino.
Apóyelo por su aciertos, sin por eso dejar de criticar sus errores, y empújelo hacia las transformaciones necesarias que urgen en nuestra Argentina.

Hay lo que hay, estimado amigo, y de todo lo que hay, no vote por el pasado.

Yo sé que usted no va a jugar con fuego: porque ya otras veces ha sucedido que por creer que se vota lo mejor, se destruye lo que es más o menos bueno y volvemos a lo que es decididamente muy malo.
el ortiba


saludos.

jueves, 11 de junio de 2009

josé Pablo Feinmann

josé Pablo Feinmann es un hombre que piensa, y un hombre que piensa no puede tener una visión muy optimista de la vida. Como él mismo diría en sus clases, la filosofía no viene a dar respuestas, sino a contribuir a la angustia existencial. Para el autor de La filosofía y el barro de la historia vivimos en un mundo “que ya está decidido”. En ese escenario, la relación entre la política y la ciudadanía estará sujeta a las verdades que los medios concentrados construyan (“la misión del poder comunicacional es crear la verdad”, dirá durante la charla) y también al hecho de tener que convivir con la idea de que buena parte de la política, en el mundo, “se hace con dinero, con mafia, con prostitución, con drogas y, en última instancia, con algunas ideas. Que son siempre las mismas. Básicamente la idea del capitalismo triunfante. Y la única idea-fuerza que tiene el capitalismo es que la desigualdad es justa”. –¿Eso en qué medida incide en la supuesta brecha entre la política y el pueblo o, digamos, la ciudadanía?

–Claro, está muy bien eso, porque está la ciudadanía y está el pueblo. Fijate cómo se siguen aplicando los conceptos sarmientinos de civilización y barbarie. Cuando Elisa Carrió hablaba de los centros urbanos, que debían ir al rescate del resto del país que estaba dominado por los punteros y que por eso no votaban por ella, se ve ese esquema. Se está dando, con este antiperonismo virulento, una cosa así de nosotros los cultos, los republicanos, institucionalistas; y ellos, los bárbaros, los instintivos… los negros. No perdamos más tiempo: los negros.

–Llamémosle pueblo, entonces: ¿hay un desinterés real del pueblo?

–Del pueblo, pero los ciudadanos te dirían que ellos no están desinteresados, que el desinteresado es el pueblo, y que ellos tienen que educar al pueblo para llevarlo a que se interese por la política, para lo cual también tienen que sanear las instituciones que están en manos de quienes no las representan. ¿Cuál es el deber del ciudadano, entonces? Luchar contra quienes se han apropiado de las instituciones, sacarlos de ahí, ocuparlas por los sectores cultos, y desde ahí convocar al pueblo, educar al soberano. Pero el pueblo no se preocupa nada por las instituciones ni por la cosa pública.

–¿Y eso debería ser así o es una consecuencia?

–Está mal. Pero es un resultado de la política de devastación nacional que hizo la oligarquía argentina y el capital. A partir de los últimos años de Alfonsín y con Menem, que instaura el neoliberalismo extremo, se produce una marginación muy fuerte, expresada en un enorme sector de la población que pasa a integrar una masa que no tiene trabajo, no tiene educación, que si va a la escuela se desmaya del hambre. ¿Qué siente un tipo que ha sido escupido por la sociedad, que no tiene trabajo y no tiene ni para pagar los útiles? Que esta sociedad considera que no vale nada.

–Y pasa a identificar a la sociedad y a las instituciones como un otro, ajeno…

–Para el tipo que ha sido expulsado de la sociedad, la sociedad es el otro, el enemigo. Entonces, si se transforma en un delincuente, se asombran tanto de que mate; pero el tipo que mata es porque siente que su vida, ante todo, no vale nada. Se lo han demostrado. Entonces, ¿por qué va a valer la del otro? Incluso debe de haber algo de resentimiento, de venganza, bronca: ah, vos sos un incluido, la pasás bien, tenés todo lo que yo no tengo. Bueno, jodete, ahora te mato. Ahora, esa delincuencia la creó la gran delincuencia del país, que es la de los poderosos de la Argentina, los que levantan las torres, que hacen de Puerto Madero un Edén para los poderosos. El destino del país en realidad se resuelve en dos partes. O son tantos los hambrientos que invaden Buenos Aires y matan a todos, o las clases altas siguen manejando todo a su antojo y van paliando los conflictos con los desheredados. Y van manipulando a la clase media a través de los medios.

–¿Los medios funcionan como un partido político?

–Como un partido político del poder, absolutamente. Porque los medios tienden a consolidar lo que ya está hecho o a destruir aquello que pueda significar una diferenciación de lo que los verdaderos poderes quieren que esté establecido. Porque los grandes medios están en poder de las grandes empresas. Cada vez acumulan más medios y eso es acumular más poder de verdad, que es el que surge del poder comunicacional. Por dar una definición, la misión del poder comunicacional es crear la verdad.

–La concurrencia en los actos eleccionarios es alta, ¿allí se manifiesta una relación real entre sociedad y política?

–Supongo que la gente quiere participar alguna vez de algo y sabe que su único momento son las elecciones. Ahora, yo creo que hay muchos que lo deben hacer con verdadera convicción. Y otros van y votan, porque creo que el votante peronista entra, busca la boleta justicialista y la mete. El votante peronista creo que todavía vota a Perón. Y los otros, los ciudadanos, están convencidos de que tienen que votar, para debilitar el poder de un gobierno que ellos tienen que debilitar. Toda la clase media cacerolera del año último, uno puede estar de acuerdo o no, pero tenía profundas convicciones.

–Pero esa gente sigue sintiendo que la política institucionalmente no la representa y se desentiende de ella, ¿o no?

–¿Y qué va a hacer? ¿Se va a afiliar a un partido? No. Ve por la televisión y después habla de política con el taxista.

–Quizá puede interpretar las cosas de una manera distinta, desarrollar una visión superadora.

–Ah, bueno, ese es el caso de la libertad del sujeto ante los medios. Los medios están destinados a sujetar a los sujetos. No todo sujeto es sujetable. Hay sujetos a los que no logran sujetar, que dicen qué porquería es esto y cambian de canal o apagan la televisión. Ahí hay un gran avance de ese sujeto en su propia libertad, pero eso no pasa mucho.

–¿Eso de que no haya programas políticos en televisión abierta es un síntoma?

–El gran programa político que hay es el de Tinelli, ¿no? Todo el mundo lo ve, y bueno, son más los políticos que ven ahí, en Gran cuñado, que los verdaderos. La gente está convencida de que es más real el D’Elía de Tinelli que el verdadero. Me contaban que el D’Elía de Gran cuñado dice todo el tiempo “yo te odio”. Entonces ya tenés: D’Elía igual odio. La gente va a sentir que el que les va a hacer conocer a los políticos es Tinelli, y yo creo que ahí se juegan las elecciones, en un gran porcentaje al menos. Esos son los medios, y están para crear verdades. No existe la verdad, es una lucha donde cada uno tiene una verdad y la impone el que tiene más poder. Hay una famosa frase de Nietzsche que dice que no hay hechos, hay interpretaciones. La vida política es una lucha por la interpretación de los hechos.

caras y caretas

hebe

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